TITULO: Siete casas
vacías
AUTOR: Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978 - )
EDITORIAL: Páginas de Espuma
En la web Cervantes.es dicen, entre otras cosas, de Samanta Schweblin:
“Es descrita como una de las mejores cuentistas argentinas
de las últimas décadas…”
“Escribe en el género de cuento y novela, siendo premiada
por ambos en distintas ocasiones…”
En Wikipedia.org también aportan datos sobre ella y su obra. Hay otros muchos enlaces que os pueden llevar
a saber más, si es que no la conocéis ya. Pero como en otras ocasiones, es en
la contraportada donde veo la pista más clara:
“…una científica
cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca”
Este es un libro de cuentos, de relatos. Son siete cuentos, como las siete casas del título,
habitados por seres de carne y hueso que se hacen transparentes para que
podamos sentir, ver y oler esos pensamientos que a veces se tienen en un
segundo o tercer plano. Pensamientos que nos parecen “otra
voz” desconocida que está dentro de nuestra cabeza, a la que oímos y a la que a veces incluso nos cuesta reconocer que la oímos. A
la que nos es casi imposible reconocer como “nuestra”.
Samanta nos expone desde dentro los bordes de la locura. O quizás
no sea locura, solo pensamientos de esos que decimos que “no son normales” pero que puede que sean más habituales de lo
que queremos reconocernos o reconocer ante o en los demás.
Después de cada uno de los cuentos me he quedado algo trastocada, ha sido como cuando tropiezas con
algo y pierdes el equilibrio por unos segundos y lo recuperas, pero ya no del
todo.
En el primero “Nada de todo esto” una hija tiene que
convivir con las “rarezas” de su madre y
esa cotidianeidad, esa convivencia con comportamientos que se suelen englobar
en el término “locura” es lo que más me ha inquietado del cuento. Ese miedo a
lo que está fuera de control en los demás, a lo imprevisible, a la convivencia
con una persona a la que amas pero que a la vez desconoces porque ya no sabes
si es quien era.
En “Mis padres y mis hijos” hay algo similar, pero ya en
“Pasa siempre en esta casa” baja un escalón más
y el narrador está mucho más cerca del,
digamos, “raro”; los pensamientos de ambos tienen un tinte de normalidad que te
va acercando a lo que creo es el punto
central del libro. Y para mí el punto
central está en “La respiración cavernaria”. Después, tres cuentos más acaban
de dejarte “fuera de sitio”.
En “La respiración cavernaria”, el más
extenso de todos, es dónde me he sentido
realmente conmovida. Lo que empieza como el relato sobre una mujer de edad
avanzada, Lola, que convive con su marido y una serie de pensamientos íntimos
que se mueven entre cierta rareza (quizás, solo quizás) y el dolor, va evolucionando
lenta y de forma imperceptible hacia otras zonas mucho más opacas y
desasosegantes. Desasosegantes por lo cotidiano, que es lo que realmente a mí
me ha producido temor.
El temor a lo cerca que vivimos de esa línea que separa la
cordura de lo que ya no lo es, de toda esa serie de pequeños desajustes que ni
siquiera sabemos si podemos llamar locura. Porque existen innumerables
patologías que se salen de lo que nos gusta llamar “normal” (aunque también
sabemos que lo “normal” no está claro qué es).
Creo que todos sentimos a veces que
tenemos pensamientos de los que preferimos decir que no son “nuestros”, decimos que se nos “han pasado por la cabeza
ideas raras” , pero no estamos seguros de si se nos han pasado o viven ahí.
Porque quizás lo que llamamos “normal” solo sea lo que permitimos que se vea y
salga y lo demás, que en realidad está en nosotros, nos decimos y decimos a los
demás o que no es nuestro o que ni siquiera está.
Eso es lo que me han producido estos cuentos, todos ellos.
La sensación de que la línea no es fácil saber cuándo se cruza, que no sabemos cuándo
la cruzaremos y que, una vez cruzada, realmente nosotros no podremos saber que
estamos ya al otro lado.
Así que os recomiendo muchísimo este libro. No me dejó
feliz, ni tranquila, ni plena. Pero tampoco creo que haga falta que un libro
provoque nada de eso para decir que es bueno y recomendarlo.
En cuanto al titulo, me he quedado con la sensación de que no se refiere a las casas que aparecen en los relatos, si no al vacío que emana de cada uno de ellos
https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/creadores/schweblin_samanta.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Samanta_Schweblin
https://elpais.com/cultura/2018/10/24/actualidad/1540396940_059247.html