TITULO: Mi
marido
AUTOR: Maud
Ventura (Francia, 1992)
EDITORIAL: Nordica
Libros
Tal y como ha ocurrido
otras veces, había decidido que necesitaba cuanto antes un nuevo libro. Esta
vez queria una lectura que me acompañara a lo largo de unas cuantas horas de
viaje en tren, desde Oviedo a Alicante. No tenía en mente ningún título ni
autor en concreto ni género. Sali a pasear por el centro de Oviedo y me
encontré con una pequeña librería que estaba tan llena de libros como ordenada,
Librería Maribel. Y como otras veces, me quedé delante del escaparate sabiendo
que había llegado el momento de decidir, de comprar un libro (y solo uno) que
me acompañaría en mi viaje de vuelta a casa. Varios nombres de autores
conocidos me llamaron la atención, pero fue la portada de un libro con título y
autor totalmente desconocidos la que me atrapó. Porque no puedo sustraerme a
las portadas llamativas, a las texturas del papel, el tipo de letra…El título
no me acababa de gustar, pero siendo de Nórdica Libros decidí que le daba una
oportunidad. Así que entré y estuve un ratito hablando con la librera, una
chica encantadora, y todo lo que me dijo del libro me gustó. Ya tenía “mi
tesoro” y podía seguir tranquilamente mi paseo.
Aún faltaban dos horas para
irme y me costó mucho no empezar el libro “ya”, pero eran poco más de 200
páginas y pensé que si caía en la tentación, a mitad de viaje ya solo me
quedaría el móvil y mirar por la ventanilla, y esas opciones no me gustaban
nada. Así que hasta que no estuve en el tren instalada no comencé a leer.
Creo que el viaje fue de unas
siete horas, eso es lo que tardé en leerlo. Quizás algo menos. Es que no podía
dejar de leer.
Comienza con dos páginas
a modo de presentación de la protagonista, que es quien cuenta la historia. Una mujer joven, felizmente casada, con dos
hijos y parece que con una vida perfecta. Está muy enamorada de su marido y él
la ama y sin embargo ella siente un gran vacío, pero dice que está llena. Hasta
aquí se plantea todo como perfecto, aunque ya apunta a una contradicción, a una
incongruencia. Pero según se avanza en la lectura se va viendo que no hay
incongruencia, que es real esa situación de “llena y vacía” a la vez, porque
todo depende de qué se considere necesario para sentirse “llena”.
La novela transcurre en
una semana, de lunes a domingo. En cada uno de los capítulos, que se
corresponden con los siete días, Ella (no se da su nombre) va mostrando
básicamente su proceso mental, cómo de una idea va a otra y de un pensamiento a
otro y de un razonamiento a una conclusión… y poquito a poco vamos viendo que
hay algo en ella desajustado, que no funciona bien. Y sin embargo su vida es
perfecta, funciona, es lo que ella queria.
Todo pasa por el tamiz de
su proceso, su peculiar proceso mental. Expone sus conclusiones, sus
razonamientos y consigue que parezcan sanos, razonados, “normales”. El marido
es el centro de atención de toda su vida. Piensa en él, llora por él, se
enfada, le manipula, sin descanso. Cada palabra de su vida, cada gesto, tiene
una intencionalidad hacia él. Sus hijos, sus amistades, su trabajo, sus gustos,
sus caprichos…todo lo hace, lo piensa, lo estudia, lo sufre o disfruta con el
marido como motivo central.
Ha sido para mí una
lectura absorbente que me mantuvo todo el tiempo deseando acabar la página e
iniciar la siguiente, presintiendo que cada párrafo me iba a llevar un paso más
allá, más abajo. Porque en la vida de Ella realmente nada es perfecto, nada es
sencillo, nada fluye, todo está manipulado, dirigido y cada vez se va viendo
más oscura. Van ocurriendo cosas, pero realmente es la elaboración que ella
hace lo fundamental
Según avanzaba en la
lectura iba teniendo más claro que un psicólogo entendería su forma de vida, de
pensar y le podría poner nombre de algún desajuste en concreto o dolencia, pero
lo que me sorprendió es que en alguno de aquellos pensamientos me vi reflejada.
Creo que eso fue lo más inquietante de este libro, que empieza como el relato
anodino de una enamorada esposa “perfecta”, después comienza a esparcir sobre
la mesa pensamientos patológicos que juzgas desde afuera, y cuando te quieres
dar cuenta resulta que alguno o algunos han sido tuyos en algún momento y darte
cuenta es bastante inquietante.
Y como buena novela, hay
un desenlace. Más bien un giro final, una sorpresa, algo que te hace decir “¡vaya!”
pero no voy a decir más porque no quiero arruinarte ese momento si te decides a
leer el libro.