sábado, 3 de agosto de 2024


 

TITULO:   Un año en los bosques

AUTOR:   Sue Hubbell  (Kalamazoo, Michigan, 1935- 2018)  

EDITORIAL:   Errata Naturae

 

 

Debió de ser hace unos tres años cuando en la Feria del Libro de Madrid me detuve en la caseta de la editorial Errata Naturae; en una feria anterior me habían recomendado “Una temporada en Tinker Creek” (lo tengo en el blog, 30 de agosto de 2018) y les pedí una lectura similar. Acertaron al recomendarme “Un año en los bosques”

Ya era verano cuando lo leí y quede algo desconcertada. Esperaba una serie de vivencias más o menos extraordinarias o profundas, contadas por su protagonista quizás con un punto de trascendencia y lo que encontré fue un relato que pasaba de manera suave y fluida por experiencias, si, pero sencillas, que  sólo  rozaban la intimidad  en escasos momentos. Y sin embargo el sabor que me dejó era dulce y profundo, sin entender yo de dónde me llegaba esa profundidad. Con este recuerdo lo he leído de nuevo, ahora ya de una forma más detenida y atenta. Quizás estos años, durante los que he cruzado los 60, me hayan ayudado a leer de otra manera.  

Sue Hubbell nació  en 1935. Estudió Biología y Periodismo y trabajó como encargada de una librería y como profesora y bibliotecaria. En 1973 decide cambiar radicalmente su vida, no quiere seguir formando parte del modo de vida “normal”: renuncia a su empleo, reduce drásticamente ingresos y gastos, de modo que, además, se redujeran los impuestos que debía pagar a un gobierno que seguía financiando la guerra de Vietnam y junto a su marido se marcha a un remoto lugar de las Montañas Ozarks, en Misuri.

Inspirándose en las lecturas de Henry David Thoreau, se mudan a una granja y eligen la apicultura como modo de vida, suponiendo que los conocimientos que tiene les ayudaran y porque no saben nada de agricultura ni de ganadería. Al poco tiempo su marido decide no seguir adelante y se queda sola. Comienza entonces para ella una aventura cuyas consecuencias no alcanza a imaginar.

En 1986 se edita este libro “Un año en los bosques”, resultado de años de vida en soledad, de aprendizaje, de transformación.  Sus conocimientos eran teóricos y es la naturaleza la que se encarga de enseñarle todo y es ella, desde una mente abierta, humilde, alegre, la que va absorbiendo, reflexionando, “viviendo” desde su corazón.

“Un año en los bosques” está considerado un libro clásico de la llamada nature writing y del movimiento del decrecimiento.

Es autora de varios libros más y fue colaboradora habitual de diferentes periódicos.

Estos datos anteriores los he recogido de Wikipedia y del prólogo de esta edición de Errata Naturae, que es de J.M.G. Le Clézio, que por cierto es toda una delicia.

Cuando escribe este libro lleva ya doce años viviendo en las montañas Ozarks y ha pasado “la mayor parte de ese tiempo sola”.  

Abejas, arreglos de camionetas, ranas. Nada transmite sensación de soledad porque su forma de mirar todo lo que le rodea y le ocurre, de vivirlo todo, es absolutamente vital y está llena de agradecimiento.  Conversaciones con otros habitantes de la zona sobre las cosechas, el frio de la temporada o el paso de unas aves; parecen intrascendentes pero cumplen su función de comunicación, de decirle al otro “esta es nuestra forma de vida y yo estoy aquí”. El amor  a lo cotidiano, al día que sigue al día anterior. Reflexiones como madre, como mujer madura. Especialmente hay unas páginas con sus pensamientos sobre la mujer y el paso del tiempo que me han resonado mucho:

“A veces me pregunto en qué lugar encajamos las mujeres maduras en el diseño de las cosas, una vez que la construcción del nido ha perdido su encanto” “…tenemos tiempo, o al menos la conciencia de su paso. Hemos vivido y hemos visto lo suficiente para comprender, en un sentido que trasciende el concepto intelectual, que vamos a morir, de manera que hemos aprendido a vivir como si fuéramos mortales, tomando las decisiones con cuidado y reflexión, pues no podremos volver a tomarlas”  “Quiero el mundo entero, y también las estrellas”.

No puedo añadir más, es un libro muy especial para mi, volveré a leerlo. Será como visitar a una de esas amigas que sin hacer nada en especial, te aportan cariño y sosiego.