TITULO: Un
año en los bosques
AUTOR: Sue
Hubbell (Kalamazoo, Michigan, 1935- 2018)
EDITORIAL: Errata
Naturae
Debió de ser hace unos
tres años cuando en la Feria del Libro de Madrid me detuve en la caseta de la
editorial Errata Naturae; en una feria anterior me habían recomendado “Una
temporada en Tinker Creek” (lo tengo en el blog, 30 de agosto de 2018) y les
pedí una lectura similar. Acertaron al recomendarme “Un año en los bosques”
Ya era verano cuando lo
leí y quede algo desconcertada. Esperaba una serie de vivencias más o menos
extraordinarias o profundas, contadas por su protagonista quizás con un punto
de trascendencia y lo que encontré fue un relato que pasaba de manera suave y
fluida por experiencias, si, pero sencillas, que sólo rozaban
la intimidad en escasos momentos. Y sin
embargo el sabor que me dejó era dulce y profundo, sin entender yo de dónde me
llegaba esa profundidad. Con este recuerdo lo he leído de nuevo, ahora ya de
una forma más detenida y atenta. Quizás estos años, durante los que he cruzado
los 60, me hayan ayudado a leer de otra manera.
Sue Hubbell nació en 1935. Estudió Biología y Periodismo y
trabajó como encargada de una librería y como profesora y bibliotecaria. En
1973 decide cambiar radicalmente su vida, no quiere seguir formando parte del
modo de vida “normal”: renuncia a su empleo, reduce drásticamente ingresos y
gastos, de modo que, además, se redujeran los impuestos que debía pagar a un
gobierno que seguía financiando la guerra de Vietnam y junto a su marido se
marcha a un remoto lugar de las Montañas Ozarks, en Misuri.
Inspirándose en las
lecturas de Henry David Thoreau, se mudan a una granja y eligen la apicultura
como modo de vida, suponiendo que los conocimientos que tiene les ayudaran y
porque no saben nada de agricultura ni de ganadería. Al poco tiempo su marido
decide no seguir adelante y se queda sola. Comienza entonces para ella una
aventura cuyas consecuencias no alcanza a imaginar.
En 1986 se edita este
libro “Un año en los bosques”, resultado de años de vida en soledad, de
aprendizaje, de transformación. Sus
conocimientos eran teóricos y es la naturaleza la que se encarga de enseñarle
todo y es ella, desde una mente abierta, humilde, alegre, la que va
absorbiendo, reflexionando, “viviendo” desde su corazón.
“Un año en los bosques” está considerado un libro clásico de la
llamada nature writing y del
movimiento del decrecimiento.
Es autora de varios
libros más y fue colaboradora habitual de diferentes periódicos.
Estos datos anteriores
los he recogido de Wikipedia y del prólogo de esta edición de Errata Naturae,
que es de J.M.G. Le Clézio, que por cierto es toda una delicia.
Cuando escribe este
libro lleva ya doce años viviendo en las montañas Ozarks y ha pasado “la mayor
parte de ese tiempo sola”.
Abejas, arreglos de
camionetas, ranas. Nada transmite sensación de soledad porque su forma de mirar
todo lo que le rodea y le ocurre, de vivirlo todo, es absolutamente vital y
está llena de agradecimiento.
Conversaciones con otros habitantes de la zona sobre las cosechas, el
frio de la temporada o el paso de unas aves; parecen intrascendentes pero
cumplen su función de comunicación, de decirle al otro “esta es nuestra forma
de vida y yo estoy aquí”. El amor a lo
cotidiano, al día que sigue al día anterior. Reflexiones como madre, como mujer
madura. Especialmente hay unas páginas con sus pensamientos sobre la mujer y el
paso del tiempo que me han resonado mucho:
“A veces me pregunto en
qué lugar encajamos las mujeres maduras en el diseño de las cosas, una vez que
la construcción del nido ha perdido su encanto” “…tenemos tiempo, o al menos la
conciencia de su paso. Hemos vivido y hemos visto lo suficiente para
comprender, en un sentido que trasciende el concepto intelectual, que vamos a
morir, de manera que hemos aprendido a vivir como si fuéramos mortales, tomando
las decisiones con cuidado y reflexión, pues no podremos volver a tomarlas” “Quiero el mundo entero, y también las
estrellas”.
No puedo añadir más, es un libro muy especial para mi, volveré a leerlo. Será como visitar a una de esas amigas que sin hacer nada en especial, te aportan cariño y sosiego.
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