jueves, 30 de agosto de 2018

UNA TEMPORADA EN TINKER CREEK























TITULO:      Una temporada en Tinker Creek

AUTOR:      Annie Dillard (Pittsburgh, EEUU 1945)

EDICION:   Errata Naturae

                      


                       Según el diccionario de RAE, “ensayo” es   :

“m. Escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema determinado con carácter y estilo personales.”

                Dicho de otra manera, el autor se pone a escribir de lo que quiere y como quiere. Quizás haya más matices, pero yo nunca había leído un ensayo y este ha sido el primero; esta definición me parece perfecta.

                No puedo decir mucho de la autora,  nunca había oído hablar de ella y ni siquiera había sentido la necesidad de leer algo así. Pero vi la portada del libro, leí  en la contraportada de qué iba (no entendí mucho, la verdad), rocé las suavidad de las páginas, de un color casi vainilla, vi la tipografía tan perfecta…  y no dudé en comprarlo. Es una edición realmente preciosa. 

                Podéis encontrar en internet toda la información que queráis, es una autora importante y con varios premios, especial mención al Pulitzer de Ensayo de 1975 precisamente por este  ensayo. Pero yo no os quiero contar datos sobre ella o  cuáles son sus influencias, yo solo os cuento qué es lo que he leído.

                Y me es difícil explicar este libro. Anne es el corazón de un anciano, con la inteligencia de un sabio, encerrados en el cuerpo de una niñita que todo lo ve, lo huele, lo siente, lo busca, lo palpa y que al mismo tiempo te lo va contando a borbotones. A borbotones de agua fría que saltan golpeando las rocas. Y tú vas leyendo, oliendo lo que ella, sintiendo con fuerza, otras no entendiéndole a penas,  a menudo oyéndola dentro de tu corazón, porque te llega.

                Durante un tiempo, que quizás sea un año (mientras fui leyendo la verdad es que no presté atención a ese detalle), Anne vive sola en una cabaña en medio de los Apalaches. Vive en la naturaleza, la respira, se sumerge y va desgranando sus pensamientos. Muestra la naturaleza desprovista de filtros, a menudo cruel y hasta repulsiva, otras veces majestuosa, hermosa, pequeña. Nada parece que escape a su observación. Y es ahí, a través de las observaciones que hace sobre un árbol, un insecto o el agua del riachuelo, que va mostrando su visión del mundo, del ser humano, de la Vida con mayúsculas.  No es un tratado sobre la naturaleza, realmente de lo que habla es de la vida que nos rodea y de la que somos parte, a veces de manera muy inconsciente.

                Me ha costado mucho leerlo, eso también tengo que decirlo. Hay párrafos que he tenido que leer y volver a leer porque me daba cuenta de que se me escapaban.  En las primeras páginas me sentí tan perdida que al menos dos veces volví al principio. Pero ha merecido la pena. Durante varios meses ha sido “el libro que estaba leyendo” y no voy a colocarlo en la librería, lo voy a dejar a mano para, de vez en cuando, abrirlo por cualquier página y conectar de nuevo con esa explosión de vida en movimiento que trasciende en cada párrafo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario