TITULO: La
desaparición de Stephanie Mailer
AUTOR: Joël
Dicker (Ginebra, Suiza 1985)
EDICION: Alfaguara
Cuando
en el verano de 2013 descubrí “La verdad sobre el caso Harry Quebert” recuerdo
que lo viví como un regalo inesperado. Compré la novela porque tenía buena
crítica, muchas páginas y además había un misterio, perfecta para las tardes de
verano; pues me encontré con mucho más y
disfruté de todas y cada una de sus más de 600 páginas. Recuerdo que me llamó
mucho la atención que el autor tuviera solo 27 años y además fuera su segunda
novela ya y sentí una mezcla de admiración y sana envidia.
Y
esa novela me llevó el pasado verano a “El libro de los Baltimore”. Enlaza algo
con el anterior, el protagonista es el mismo escritor aunque el tema es
distinto. Me gustó, era digno sucesor. Tampoco esperaba que fuera
tan especial como “La verdad…”. Un escritor puede tener un libro que destaque
sobremanera y eso no desmerece al resto. Era posible que “La verdad….” fuera
ese libro que marcara el techo de Dicker.
Con
estos antecedentes no tuve ninguna duda a la hora de
comprar “La desaparición de Stephanie
Mailer”. También han sido más de 600 páginas, pero en esta ocasión si no llega
a ser porque tengo la costumbre de acabar todas mis lecturas, yo creo que antes
de la mitad lo dejo. Sigo creyendo que escribe muy bien, que cada personaje
tiene su sitio propio y está justificada su existencia, que es capaz de
desarrollar una historia dentro de otra y hacer aparecer otra más y que todo
cuadre…si, pero es que en el centro del libro hay una en concreto que
no entiendo por qué la ha elegido. Es
algo totalmente sin sentido. Un autor teatral se pasa años haciendo selección
de actores para su obra y nunca coge a nadie. Nadie ha leído la obra y solo
conocen el título, pero se le considera un autor fabuloso. Y alrededor de esto
se va desarrollando y creciendo la trama, es una de las partes más fundamentales. Si, el resto es más coherente,
pero cada vez que me aparecía lo del autor, la obra y los ensayos es que no
podía dejar de preguntarme “¿y para qué? ¿qué aporta esto?”. Cualquier tensión
que me estuviera produciendo lo que leía se me iba abajo.
Desde
mi pequeña y pobre experiencia, entiendo que el esfuerzo para escribir una
novela así debe ser enorme y le aprecio el mérito y me siento fatal diciendo
que esta no me ha gustado. No la puedo recomendar. No entiendo por qué no ha planteado una
situación más verosímil. De todas formas
no creo que le haga mucho daño mi crítica. Mis comentarios no pasan de eso, de
ser comentarios en un blog que siento escribo solo para mi. Joël Dicker no perderá el sueño ni ninguna
venta por mi culpa.
Y
yo seguiré colgando aquí mis lecturas y lo que opino de ellas. Así, cuando sea
muy mayor y ya ni recuerde qué he leído,
podré leerlo y me servirá de
memoria. O quizás lo lean mis nietos… sería bonito.
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