domingo, 31 de julio de 2022

EL ÁRBOL


 




TITULO:   El árbol

AUTOR:   John Fowles (Reino Unido 1926-2005)

EDITORIAL:   Impedimenta

 

 

     He aquí un libro comprado de manera totalmente “impulsiva”. Me paro en la Feria del Libro de Madrid en la caseta de  la editorial IMPEDIMENTA y se empieza a generar en mí una clara necesidad de tocar esas cubiertas rugosas de colores contundentes,  con los títulos de los libros escritos con un tipo de letra que no sé cómo se llama pero que evoca  a otros tiempos, a silencio, a lectura ensimismada…  Y luego abro el ejemplar y  me encuentro un papel de textura maravillosa con un tono de color “hueso”  perfecto y  de tacto suave y de nuevo un tipo y tamaño de letra que parece que solo puede conducirme a experiencias plenas y fantásticas. Y es así como paseo mis ojos hambrientos por títulos y nombres de autor deseando que al  menos uno u otro, en alguno de esos ejemplares, me diga  “soy yo, te voy a llevar a dónde no esperas”.

    Si, esta vez tengo que empezar por hablaros del libro como objeto de culto y casi necesidad física, porque así es como me decidí por éste. No sabía nada del autor ni del libro, además es un ensayo. Pero lo compré con “ansia viva” como decía  un personaje de José Mota y así comencé a leer.

    Y como es de esperar después de esta introducción, me ha costado leerlo. Tanto, que lo he leído tres veces porque me resisto a acabar un libro y no saber ni qué me querían decir ni casi poder explicar qué he entendido. 

    “El árbol” es un libro corto, esta edición es de 104 páginas. Quizás sea porque esté todo muy condensado, pero el caso es que me ha costado entenderlo. Leí la contraportada, siempre lo hago  antes de comenzar la lectura y cuando acabé la primera vez sólo tenía claro que en su juventud no estaba conforme con la forma de ver la vida de su padre y que en la madurez, aun viendo las cosas de forma muy distinta a él, parece que llegó a suavizarse esa incomodidad.

    Acometí la segunda lectura  ya buscando en concreto  cómo era su relación con la naturaleza y a qué conclusiones le había llevado. Y aún necesité  una tercera para apreciar   cómo fue evolucionando a lo largo de su vida esa forma de “vivir” la naturaleza (especialmente los árboles y el bosque). También busqué de qué manera se reflejaba esto en su forma de vivir pero no detalla mucho sobre esto, él se detiene en “cómo siente” la naturaleza y lo que le aporta en su visión de la vida.

    En esta última lectura subrayé algunos párrafos en los que me pareció ver las claves. Por ejemplo, cómo la forma en que su padre se relacionaba con los árboles de un pequeño huerto fue para él el reflejo de toda una forma de vivir y convivir con la naturaleza:

“Estos parientes fueron los responsables de que se despertase muy pronto en mí la pasión por la historia natural y por el campo. Es decir, el deseo de escapar de los árboles que tan artificialmente crecían en nuestro jardín trasero, y de todo lo que representaban. De esta manera, sin apenas darme cuenta, empezaba a pisotear el alma de mi padre…..”

    Este ensayo lo escribió en 1979 y leyendo este otro párrafo pensé que muy posiblemente  ahora, en 2022, todavía sea más exagerada esta pulsión que el ya vio y que nos lleva a constantemente estar pendientes de llegar a otro sitio, conseguir otro objeto, vivir otra experiencia más… acumular por el hecho de acumular pero siempre pendientes del siguiente objetivo, sin realmente saborear lo obtenido:

“Y dado que el hombre es una criatura altamente codiciosa, que parece haberse dejado lavar el cerebro en la mayoría de las sociedades modernas para creer que el acto de adquirir algo es mucho más placentero que el hecho de haberlo adquirido, que conseguir es mejor que haber conseguido…”

    Rentabilizar el tiempo, exprimir cualquier momento en el que nos quepa una actividad más en nuestra agenda, urgidos porque no quede ningún instante sin su correspondiente cita:

 ”Esta adicción a la búsqueda de un motivo, de una función, de un rendimiento cuantificable, se ha infiltrado en todos los aspectos de nuestras  vidas hasta convertirse de forma muy eficaz en sinónimo de placer, de modo que la versión moderna del infierno es la carencia de propósito”

    Precisamente apareció hace unas semans en diario El País, un artículo  https://elpais.com/ideas/2022-07-03/la-tirania-de-la-vida-eficiente-alguien-es-capaz-de-no-hacer-nada.html  en el que se comentan varias publicaciones  al respecto (“Cuatro mil semanas. Gestión del tiempo para mortales” de Oliver Burkeman,  “El don de la siesta” de Miguel Ángel Hernández y algunos más).

    Y como explicación de su forma de vivir la naturaleza, este último, que profundiza más:

“Me resulta bastante misterioso el hecho de que, para mí, los bosques nunca hayan sido un elemento estático. En términos físicos, yo me muevo a través de ellos, pero, en términos metafísicos, son ellos los que parecen moverse a través de mi” 

    Si, realmente es un libro para leer con calma, reflexionando cada planteamiento.   

    Como siempre, echo  mano de Wikipedia. Da una visión global y aporta datos que no hay en otros enlaces, además tiene uno  a “Página oficial de John Fowles”.  En ninguna de las dos detallan nada de este ensayo en concreto:

https://es.wikipedia.org/wiki/John_Fowles   https://web.archive.org/web/20070630054451/http://www.fowlesbooks.com/

    En El Pais se publicó una necrológica el 8 Noviembre 2005 muy interesante que  da una visión de John Fowles  como escritor “libre”, no encasillado,  y ésta es una de las visiones que precisamente da en “El árbol” : la necesidad de no encasillarnos, de no seguir encuadrando la vida en pequeñas celdas, de no encerrarnos en ninguna de ellas:

 https://elpais.com/diario/2005/11/08/agenda/1131404407_850215.html

    Y finalmente incluyo el enlace a la propia editorial, que es el único que he visto como presentación de este libro en concreto  https://impedimenta.es/producto/el-arbol

    No sé si me ha quedado una reseña algo “liada”, pero es que así ha sido mi experiencia de lectura. Me sigue costando trabajo leer un ensayo. Me ha gustado, creo que me ha hecho pensar y eso me gusta, aunque no he llegado a sentir demasiada conexión, no he conseguido “sentir” , esa es la cuestión.


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